El Apóstol Pablo- “Los que son espirituales pueden evaluar todas las cosas, pero ellos mismos no pueden ser evaluados por otros. Pues, «¿Quién puede conocer los pensamientos del Señor? ¿Quién sabe lo suficiente para enseñarle a él?» Pero nosotros entendemos estas cosas porque tenemos la mente de Cristo.” (1 Corintios 2:15-16)
Una persona espiritual es aquella que es liberada por el Espíritu Santo. La persona espiritual no está atada a las ruedas del carruaje del sistema del mundo. Y él/ella siempre será un enigma para el mundo. Por el Espíritu Santo, el sistema de valor del hombre espiritual está funcionando correctamente. El es liberado de la esclavitud que ha atado el pensamiento de la persona natural. La verdad hace libre a la persona espiritual. Y no solo es una persona espiritual libre, si no también tiene un nuevo poder en su vida.
Antes de Su ascensión, Jesús dijo, “Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder…” (Hechos 1:8). Cuando somos llenos del Espíritu tendremos poder para (1) entender la palabra De Dios y sus caminos (Juan 14:26), (2) descubrir la voluntad de Dios (Hechos 16:6-9), (3) emprender la obra de Dios (Hechos 6:3), (4) convertirse en testigos audaces para el Señor (Hechos 1:8, 4:31), (5) ser grandes esposos, padres, empleadores o empleados (Efesios 5:5:18-6:4), (6) superar la tentación (1 Corintios 10:13), (7) vencer al enemigo (Efesios 6:10-20), (8) utilizar nuestros dones espirituales (1 Corintios 12:1-11), (9) sobreponerse de las personas negativas de “problemas gigantes” de nuestras vidas (1ra Samuel 16-17), y (10) hacer milagros en el nombre del Señor (Hechos 3:1-10, 6:8, 14:3).
Cuando somos llenos del Espíritu Santo, tenemos el poder que necesitamos para lograr todas las cosas descritas arriba. Si no tenemos el poder de hacer la voluntad De Dios, sobrepasar los miedos, el desaliento, las tentaciones, y las tribulaciones o ser testigos De Dios, es porque no hemos estado tomando lo suficiente del agua del río del Espíritu Santo. Es porque hemos estado viviendo nuestra vida diaria con nuestras propias fuerza y habilidad en vez de hacerlo en el poder del Espíritu Santo. El Apóstol Pablo escribe, “En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!” (Gálatas 5:22-23). Después de que le entregamos nuestras vidas a Jesús, deberíamos convertirnos en personas más amorosas, gozosas, pacientes, y más amables de lo que éramos previamente. Estos cambios piadosos que toman lugar en nuestras vidas son el resultado de la transformación en nosotros del Espíritu Santo. Cómo la Biblia enseña, “Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.” (2 Corintios 3:18)
Actividad de seguimiento- En tu diario o en un papel, escribe Gálatas 5:22-23, y encierra cada uno de los frutos del Espíritu. ¿Sientes que cada uno de ellos está presente en tu vida? Si piensas que sí, escribe una oración de agradecimiento. Si no, escribe una oración al Señor, pidiéndole al Espíritu Santo que trabaje en y a través de tu vida para que puedas producir este fruto. Si estás guiando tu familia en este tiempo devocional, guíalos a hacer el mismo ejercicio.
Oración para hoy- Señor, ayúdame a vivir en el poder de tu Espíritu Santo. Ayúdame a acercarme a ti y demostrar los frutos del Espíritu en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.