22 de Marzo , 2023
Sean Generosos Con La Iglesia
El Apóstol Pablo - “Enséñales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni que confíen en su dinero, el cual es tan inestable. Deberían depositar su confianza en Dios, quien nos da en abundancia todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. Diles que usen su dinero para hacer el bien. Deberían ser ricos en buenas acciones, generosos con los que pasan necesidad y estar siempre dispuestos a compartir con otros. De esa manera, al hacer esto, acumularán su tesoro como un buen fundamento para el futuro, a fin de poder experimentar lo que es la vida verdadera.” (1 Timoteo 6:17-19)
PENSAMIENTO DEVOCIONAL
La Biblia enseña que debemos ser generosos al diezmar a nuestra iglesia. Un diezmo es el primer 10% de nuestros ingresos. Se debe dar a través de la iglesia para que la iglesia pueda (1) satisfacer las necesidades de las personas que sufren (2) discipular a niños, adolescentes y miembros adultos y asistentes y (3) apoyar misiones y ministerios tanto a nivel local como en todo el mundo. Sin embargo, más que lo que se hace con el dinero que se da, aprendemos de la Biblia que “El propósito del diezmo es enseñarles a poner siempre a Dios primero en sus vidas”. (Deuteronomio 14:23)
Esto nos lleva a dos preguntas. Primero, ¿cómo les va a los cristianos de hoy con su diezmo? Según Randy Alcorn, “El cristiano moderno promedio da solo el 2,5% de sus ingresos…” Para ser honesto, escribió ese porcentaje unos años antes de que comenzara la pandemia de Covid-19. Lo más probable es que ese porcentaje sea mucho más bajo hoy en día. Segundo, ¿cómo se siente Dios acerca de que su pueblo no le dé el diezmo fielmente? Encontramos un atisbo de esa respuesta en Malaquías, donde el Señor dice: “¿Robará el hombre a Dios? Sin embargo, me roban... en diezmos y ofrendas. Traed todos los diezmos al alfolí, para que haya alimento en mi casa. Pruébenme en esto… y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo tanta bendición que no les alcanzará el lugar”. (Malaquías 3:8-10)
Cuando no pagamos el diezmo, le estamos robando a Dios por lo menos de tres maneras. Primero, cuando no diezmamos, le estamos robando al Señor el ser “primero” en nuestras vidas. Esto es como si oráramos: “Señor, gracias por salvarme y por todas tus bendiciones en mi vida. Sé que quieres ser el primero, pero he reservado ese lugar para mí”. No quiero decirle esas palabras a Jesús y estoy seguro de que tú tampoco. En segundo lugar, cuando no diezmamos, le estamos robando a nuestra iglesia la oportunidad de ministrar a las personas que sufren y hacer avanzar el ministerio de Dios en todo el mundo. Esto es como mirar los rostros de los que sufren y están perdidos en todo el mundo y decir: “Miren, sé que mi iglesia los está alcanzando e incluso alimentando a algunos de ustedes, pero no quiero participar. Espero que todo salga bien.” No quiero decirle eso a los perdidos y heridos del mundo y espero que ustedes tampoco. Finalmente, cuando no diezmamos, nos estamos robando a nosotros mismos la provisión y protección sobrenatural de Dios. Es como mirarnos en el espejo y decirnos a nosotros mismos: "No vales la provisión y la protección de Dios porque eres demasiado egoísta para ser generoso o simplemente no quieres priorizar al Señor". Sé que ninguno de nosotros quiere decirse eso a sí mismo. Parece que la mejor opción que podemos tomar es no robarle a Dios nuestros diezmos y ofrendas en primer lugar.
ACTIVIDAD DE SEGUIMIENTO
En tu diario o en una hoja de papel, escribe una oración al Señor, pidiéndole que te ayude a ponerlo primero en tu vida al diezmar fielmente. Luego, reza en voz alta tres veces, pidiéndole al Señor que lo haga realidad en tu vida. Si estás guiando a tu familia a través de este devocional, guía a cada uno de ellos para completar la tarea individual anterior.
ENFOQUE DE ORACIÓN
Señor, gracias por tus bendiciones en mi vida. Ayúdame a ser siempre fiel a Ti en mis diezmos y ofrendas. En el nombre de Jesús, Amén.