El Rey Salomón- “La luz del Señor penetra el espíritu humano y pone al descubierto cada intención oculta.”  (Proverbios 20:27) 

En la Guerra de 1812, el Comandante de la Marina de EEUU Oliver Perry escribió las siguientes palabras al Mayor General Henry Harrison: “Nos hemos encontrado con el enemigo y son nuestros.” En el 1960, como un comentario en el tumulto causado por la Guerra de Vietnam, “Pogo” el artista de historietas hizo uno de sus personajes diciendo “Hemos visto el enemigo y son nuestros.” Pudiéramos decir la misma cosa acerca de la sanidad que todos necesitamos en nuestras vidas. Somos nuestro peor enemigo y lo que más nos detiene para obtener nuestro remedio. 

Para que la sanidad ocurra en nuestras vidas, debemos estar dispuestos a aceptar la responsabilidad por nuestras propias acciones y admitir que somos el problema. En vez, esto es lo que la mayoría de nosotros hace. Decimos, “Si puedo cambiar esta relación (carrera, casa, ciudad o un sinnúmero de otras cosas), entonces todo estará bien”. El único problema es que donde sea que vayamos ahí estaremos, y somos los que seguimos haciendo las cosas mal. Es tiempo de que tomemos responsabilidad por nuestras fallas. Necesitamos dejar de decir comentarios como (1) Pasó hace mucho tiempo así que seguro todo el mundo lo ha olvidado (2) Estoy pasando por una etapa así que está bien actuar de esta manera (3) Todo el mundo lo hace así que a lo mejor no es tan malo. Cuando hacemos estas declaraciones, básicamente estamos dando excusas por nuestro propio pecado. Pudiéramos decir “No es gran cosa.” Si ese fuera el caso, ¿por qué todavía recordamos cosas que sucedieron y agonizamos por ellas décadas después?

A veces, intentamos culpar a otros por nuestros pecados, diciendo cosas como. “Si no fuera por esta persona, yo no sería así.” Nuestros problemas puede que sean en un 90% la culpa de otros, pero Dios no hace responsables por ese 10% que si controlamos (que es la manera a la que respondemos a lo que nos ha pasado). Necesitamos dejar de actuar como que somos perfectos y simplemente admitir que hemos hecho lo incorrecto. El Apóstol Juan escribe, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9 NVI) La traducción de Phillips dice que, si hacemos esto, “Vivimos en una ilusión.” La Biblia Viviente dice, “Solo nos estamos engañando a nosotros mismo.” El punto es, si vamos a dejar vencernos a nosotros mismos, tenemos que dejar de engañarnos fingiendo que nuestros problemas son culpa de los demás.

Actividad de seguimiento- En tu diario o en un papel, haz una lista de las cosas que pretendes no son tu culpa pero que en tu corazón sabes que tienes que aceptar su responsabilidad. Luego, ora y admítele al Señor que si eres responsable por cada una de ella. Si estas guiando a tu familia durante este devocional, discute acerca de cómo se puede completar el ejercicio descrito, y permítele a cada miembro completar el ejercicio de manera privada. 

Oración para hoy- Señor, admito que he pecado. Por favor perdona por mi pecado y ayúdame mientras estoy en este proceso de aceptar mi responsabilidad en mis fallas. En el nombre de Jesús, Amén.

Scroll to Top