El Apóstol Pablo - “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)
En el devocional de ayer, aprendimos cómo podemos vencer nuestras naturalezas pecaminosas al huir de la tentación y vivir por fe. Hoy, exploraremos otras formas de vencer nuestras naturalezas pecaminosas. A menudo, cedemos ante nuestras naturalezas pecaminosas porque otros a nuestro alrededor están haciendo lo mismo. Esto es lo que el Apóstol Pablo quiso decir cuando escribió: "No se dejen engañar por los que dicen semejantes cosas, porque «las malas compañías corrompen el buen carácter».” (1 Corintios 15:33) Es imperativo que elijamos buenos amigos, ya que los malos amigos nos llevarán por mal camino. Debemos ser amigables con casi todos, incluso con los impíos, incluso Jesús era amigo de los pecadores. Pero aquellos a quienes permitimos ser nuestros mejores amigos deben ser aquellos que conocen, aman y viven para el Señor, y que también nos animarán a conocer, amar y vivir para el Señor. George Washington dijo una vez: "Asóciate con hombres de buena calidad si valoras tu propia reputación. Porque es mejor estar solo que en mala compañía."
También vencemos nuestra naturaleza pecaminosa renovando nuestras mentes. El Apóstol Pablo escribió, “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2) Así que, ¿cómo podemos lograr esta renovación de nuestras mentes? Primero, renovamos nuestras mentes aprendiendo la Palabra de Dios. Hacemos esto al escuchar, leer, estudiar y meditar en la Palabra de Dios. El Salmista escribe, “He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti.” (Salmos 119:11) Esto significa que necesitamos reflexionar en la palabra de Dios diariamente, hasta el punto que se convierta parte de nosotros.
Podemos renovar nuestras mentes teniendo pensamientos piadosos. Usualmente terminando haciendo en lo que nuestra mente se enfoca. Si nos enfocamos en pensamientos y deseos impíos, terminaremos participando en actividades impías y tendremos una vida derrotada. El Apóstol Pablo escribe, “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.” (Filipenses 4:8) Una persona cuya mente divaga en pensamientos impíos, se convierte en impío. Pero una persona que se enfoca en lo bueno, lo positivo, y en cosas piadosas comienza a vivir una vida buena, positiva y piadosa. Todo comienza con nuestro pensamiento de vida.
Finalmente, vencemos nuestra naturaleza pecaminosa cuando nos rendimos al Espíritu de Dios. El Apóstol Pablo escribe, “Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa.” (Gálatas 5:16) El Espíritu Santo nos recuerda quien es Jesús para nosotros y que ha hecho por nosotros, y nos convence de nuestros pecamos manteniéndonos alejados de dificultades.
Actividad de seguimiento – Repasa la lista de tu naturaleza pecaminosa que hiciste ayer. Luego, repasa las maneras en las que puedes vencerlas. Finalmente, ora pidiéndole al Señor que te muestre cual camino tomar para vencer tus hábitos pecaminosos. Si estas guiando a tu familia a través de este devocional, instrúyelos a hacer el mismo ejercicio de arriba.
Oración para hoy- Señor, de la manera en que tu desees, ayúdame a vencer mi naturaleza pecaminosa. En el nombre de Jesús, Amen.