El Apóstol Pablo- Sin embargo, seguimos predicando porque tenemos la misma clase de fe que tenía el salmista cuando dijo: «Creí en Dios, por tanto, hablé».” (2 Corintios 4:13)

Muchos han escuchado la frase “Fe es creer,” sin embargo “Decirlo es creerlo” tiene más validez. Básicamente, hasta que no lo decimos, no lo creemos. Cuando tenemos Fe en algo, tenemos la valentía de abrir nuestras bocas y hablar de ello. Jesús dijo, “Les digo la verdad, ustedes pueden decir a esta montaña: “Levántate y échate al mar”, y sucederá; pero deben creer de verdad que ocurrirá y no tener ninguna duda en el corazón.  Les digo, ustedes pueden orar por cualquier cosa y si creen que la han recibido, será suya.” (Marcos 11:23-24) Las palabras que decimos tienen poder, y pueden moldear nuestras actitudes y acciones. Cuando hablamos con Fe y convicción, desatamos el poder de Dios para que trabaje en y a través de nosotros. 

 La Fe viene a través de la confesión de nuestra boca. Cuando hablamos palabras de vida, verdad y Fe somos más convencidos de la bondad y fidelidad de Dios. Así como nuestras palabras pueden edificar a otros, también pueden fortalecer nuestra propia fe. Cómo cristianos, debemos declarar con nuestros labios lo que creemos en nuestros corazones. El Apóstol Pablo escribe, “En realidad, dice: El mensaje está muy al alcance de la mano, está en tus labios y en tu corazón. Y ese mensaje es el mismo mensaje que nosotros predicamos acerca de la fe:  Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.  Pues es por creer en tu corazón que eres hecho justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo.” (Romanos 10:8-10) Aquello que es demasiado grande para que nuestra boca diga, es demasiado grande para que nuestro corazón lo crea. 

Es importante para nosotros recordar que nuestras palabras deben estar arraigadas en la Palabra De Dios y en su voluntad. Mientras más cercanas están nuestras palabras de su verdad, más poderosas se vuelven moldeando nuestra fe. Podemos confiar que cuando oramos en fe y proclamando, podremos ver las montañas moverse y milagros ocurrir. Seamos intencionales con las palabras que decimos y declaramos. Que siempre estén en sintonía con las promesas de Dios en vez de en nuestras propias circunstancias. Nuestras palabras deben ser un reflejo de una actitud positiva de Fe que cree en la bondad De Dios y rinde su vida y la del mundo ante voluntad. Que siempre tengamos la valentía de hablar audazmente con Fe en nuestras vidas diarias, confiando que Dios siempre está trabajando en todas las cosas y en todas las circunstancias. 

 Actividad de seguimiento- Relee 2 Corintios 4:13. ¿De cuáles maneras estás hablando de la fe en tu vida? ¿De cuáles maneras necesitas hablar tú fe? Ora y pídele al Señor que ayude a aumentar tu fe para que puedas hablar en fe. Si estás guiando tu familia durante este tiempo devocional, dialoga con ellos acerca de cómo la fe es impactada por las palabras que decimos. Luego, oren como familia pidiéndole al Señor que aumente la fe entre ustedes a través de las palabras que todos hablan en fe. 

Oración para hoy- Señor, ayúdame a edificar mi fe mientras hablo con fe. En el nombre de Jesús, Amén.

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